martes, 9 de febrero de 2010

Los 10 pecados capitales

Aquí tienen los 10 errores más frecuentes que cometen los jugadores principiantes (y no tan principiantes). Bueno, lo que nunca jamás deberían hacer si están hartos de que sus rivales les estén pagando todo y tu salud este de lo peor.
1. Jugar demasiadas manos: En el póker lo realmente difícil no es jugar una mano, sino tirarla. En total no debes jugar más de 1 de cada 3 manos.
2. Igualar con demasiada frecuencia: La debilidad del jugador está cuando pasa y a continuación, iguala reiteradamente. Sube o tírate con más frecuencia.
3. Jugar en nivel equivocado: Tienes que sentirte cómodo en la mesa, tendrías que entrar con suficiente dinero como para pagar entre 50 y 100 gran ciegas.
4. Perseguir proyectos improbables: A no ser que seas arquitecto, para construir una mano ganadora con la cuarta y la quinta mano debes tener mucha suerte.
5. Jugar cartas altas mal acompañadas: Antes de empezar a jugar, repítete a ti mismo 1000 veces “As 6 apesta, As 6 apesta, As 6 apesta…” Nunca ganarás dinero y jugarlo te costará una fortuna. ( , ,…)
6. No apostar con proyectos factibles: Si casi tienes ligado un color o una escalera, no puedes pasar. !Sube! !Haz que se tiren! Al menos si no lo hacen, tienes muchos números de ligar tu mano.
7. Empezar a jugar teniendo poco tiempo: La presión del tiempo es la receta ideal para que lo pierdas todo nunca juegues apurado.
8. Jugar sin marcarte unos límites: Necesitas unos objetivos fijados y factibles, así que fíjate “jugaré entre 2 y 3 horas” “jugare hasta ganar 100 de beneficio o si pierdo 100” a tu elección.
9. Jugar dinero con miedo: No puedes jugar con aquello que no puedes permitirte perder. No debes tener miedo a perder.
10. Dejar que un amigo o familiar se quede con su dinero: Eso es un pecado capital.
Ahora toca aplicarlo ve y aprovecha este consejo

La primera ley del póker: el autocontrol
¿Crees que para ganar basta con ser mejor que los demás? ¿Confías tu destino única y exclusivamente en tu calidad? Si es así vas por el mal camino con el póker, amigo.
Aunque parezca mentira, tanto o más importante que el talento es el autocontrol. De nada sirve que ganes constantemente si luego se te va la cabeza, subes a niveles de apuestas demasiado altas para tu bolsillo y mandas todo al garete a la más mínima mala racha que sufres.
¿Qué entiendo por autocontrol? Pues bien, para mí es esto:
• Jugar en mesas y mini torneos cuya entrada máxima sea inferior al 5% de mi banca. Si destino 250 dólares al póquer, como mucho apostaré en mesas de NL10 y sit & go’s de 10 D.
• Jugar macro torneos cuya entrada suponga menos del 2,5% de mi banca. ¿Por qué menos que en los anteriores? Pues porque en éstos es difícil cobrar y más difícil todavía cobrar bien.
• Bajar de nivel cada vez que sufro una mala racha. Esto me permite reequilibrar mi juego, serenarme y volver a ganar la confianza. Un error garrafal sería subir de nivel para recuperar lo perdido; ¡ni se te ocurra hacerlo!
• Pensar siempre en el presente inmediato. Si ingresas 200 dólares en cualquier site de juego y sólo piensas en multiplicarlos por cinco te entrará la ansiedad cuando te estanques, pero sí en cambio tu único objetivo es jugar bien cada mano los resultados llegarán por sí solos.
Resumiendo, tienes que tener la templanza o total concentración. No te calientes, esto es un juego de constancia y de hormiguitas. No puedes poner todos los huevos en la misma canasta.
Por último este tip o nota para ustedes:
Consejo no te hagas el loco o el que no sabes.
Por ejemplo:
Un error habitual en algunos inexpertos es el de apostar muy poco o nada cuando ligan algo interesante. Algunas veces tienen la esperanza de que algún rival intente un bluf, de modo que puedan exprimirles todo el jugo, mientras que otras veces lo hacen por simple apatía o desconocimiento del juego.
Pues bien, jugar pasivo teniendo buena mano (slowplaying en inglés) es una estrategia normalmente desafortunada. Por de pronto, nuestra mano casi siempre se presenta vulnerable, lo que quiere decir que, si bien puede ser favorita en un momento determinado, corre el peligro de que una carta posterior propicie que algún rival nos supere.
Imaginémonos el siguiente caso:
Tenemos y aparece en el flop. ¿Apostamos fuerte o jugamos lento? Pues apretamos, ya que cualquier carta podría dar el trío a alguien, un 10 podría dar escalera y quién sabe si no aparece un peligroso proyecto de color.
Entonces ¿cuándo jugamos pasivamente? Sólo cuando se junten los siguientes factores (repito, los tres a la vez):
1. Nuestra mano es inmejorable o casi. Tienes AA y aparece A22 sobre la mesa.
2. Nuestros rivales demuestran una debilidad extrema.
3. Sobre la mesa hay proyectos demasiado evidentes. Por ejemplo: Cuatro cartas del mismo color y nosotros tenemos el As de ese palo, dos cartas altas del mismo rango, proyecto de escalera que se completa con una sola carta, etc.
Por último, otro motivo por el que rechazamos el juego lento es el escaso bote que genera: podemos ralentizar nuestro juego y obtener cantidades miserables en cada ocasión o podemos apostar bien y que baste con que nos vean una de cada cuatro veces para compensar.
Concluyendo, hacerte el loco a la larga sale poco rentable pero si vas de cara en el póker ganarás más y te ahorrarás disgustos.

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